Mitos sobre psicopatía y narcisismo que te pueden hacer más daño que bien


 En las redes hay temas que se ponen de moda y que no tienen el más mínimo sustento científico, como, por ejemplo, la dieta de la luna, las curas con café, y ahora, teorías como la del victimismo o la del imán para explicar el abuso psicopático y narcisista. Algunas suenan un poco más académicas como la codependencia o la teoría de la empatía, pero cuando las estudias de cerca y les preguntas a especialistas que trabajan en hospitales y clínicas más que en canales de YouTube te enteras que no son correctas.

Vamos a comenzar por una de las más disparatadas, aunque una de las más efectivas para culpar a los/las sobrevivientes: “atraes lo que vibras”. Según esta idea quienes “vibraron muy bajo” atrajeron el abuso, si “vibras alto” (para esto tienes una serie de podcasts, libros y cursos que puedes comprar) no atraes más que buenas relaciones, coches de alta gama y abundancia de cripto monedas. La realidad nos muestra que muchos psicópatas han hecho fortuna y atrajeron a (lamentablemente) buenas parejas, mientras que personas de bien fueron abusadas por ellos. ¿Tenemos que inferir entonces que las buenas personas “vibran bajo” y psicópatas o narcisistas “vibran alto”? ¿Nos están sugiriendo que una chica violada por su padrastro “atrajo lo que vibraba”? Esta idea que no es más que un pensamiento mágico bastante perverso al que adornan con palabras como “cuántico” sin tener la más mínima idea de lo que es la física cuántica, y que utilizan para engañar. Con esta advertencia, no estamos diciendo que una actitud positiva frente a la vida no abra puertas, ni que ver el vaso medio lleno no ayude, claro que eso es bueno, pero son cosas distintas. No somos imanes que atraen abuso, mejor dejemos los fenómenos magnéticos para las clases de física. 

Otra de las teorías desacertadas es la idea de que atraes a psicópatas y narcisistas porque eres empática/o, por lo que deberías aprender a controlar tu empatía. Según estadísticas el 4 % de la humanidad no tiene empatía, o tiene muy poca; el resto tiene empatía en mayor o menor grado, pero la suficiente para vivir en sociedad. Eso nos deja un 96% de la población que entraría dentro de los que “atrae a psicópatas y narcisistas”, es decir, casi cualquiera puede quedar en la mira de una persona abusiva. Pero ser menos empático no es la solución, el mundo necesita MÁS empatía, lo que necesitamos es saber reconocer a estas personas ultra tóxicas socialmente. 

La idea de que lo que te une a esa persona es una adicción tampoco es del todo correcta, primero porque se centra solo en las relaciones de pareja, que son solo una fracción en el total de abuso psicopático o narcisista (esta explicación no aplicaría en familiares, amistades, trabajo, organizaciones); y, segundo, si bien el desbalance bioquímico que produce el abuso comparte características con las adicciones, no son lo mismo. Por ejemplo, si tú te haces adicta/o a una sustancia, a los juegos, o a tu teléfono, tienes que controlar eso que te hace mal, generalmente se logra por métodos efectivos como el de los doce pasos, pero en el caso de una relación con psicópatas o narcisistas tienes que, además, procesar el abuso, y los doce pasos son insuficientes. En otras palabras, a través del refuerzo intermitente que las compañías desarrolladoras de software usan para engancharte te hiciste adicta/o a las redes sociales; y sí, el refuerzo intermitente también es utilizado por psicópatas y narcisistas, ese mismo refuerzo intermitente te tiene pendiente de esa relación, pero hasta acá llegaron las coincidencias, porque el teléfono no abusó de ti, no te golpeó, no te traicionó, no te humilló; tienes que aprender a usarlo bien, a mantenerlo a distancia, pero es algo que con los doces pasos puedes lograr; en cambio la persona ultra tóxica te abusó, golpeó, traicionó, erosionó tu auto estima, y tienes que trabajar ese trauma. Los tratamientos para una adicción, cualquiera, pueden servirte al comienzo para ayudarte a mantener el contacto cero, porque trabajan la fuerza de voluntad que es FUNDAMENTAL en el proceso de recuperación, pero luego vas a necesitar otro tipo de aproximación terapéutica para superar el trauma.

Finalmente queremos hablar de la codependencia como explicación del abuso psicopático y narcisista. Esta idea está muy extendida en las redes sociales, pero en la práctica terapéutica científica no se utiliza ya que no tiene respaldo científico. Está de moda, como estuvo de moda la dieta del pomelo para bajar de peso, y es tan inexacta como esta, pero es atractiva porque ofrece una explicación simple, algo así como: eres un/a dependiente emocional de base por lo tanto te enganchaste con una persona con características psicopáticas y narcisistas, tú te tienes que tratar, tú eres parte importante del problema. Vamos a analizar esto. Primero: ningún/a profesional de la salud mental de calidad te etiqueta con un “eres ansiosa” o “eres depresivo”, por el contrario, saben que tú no eres tus síntomas, este problema de salud que tienes es transitorio, por lo que te dirán que “tienes ansiedad” o “estas cursando un cuadro depresivo”. Estos no son juegos del lenguaje o eufemismos, es una realidad que estos desequilibrios neuropsicoemocionales son momentáneos y superables, NO ERES TUS SINTOMAS NI TU ENFERMEDAD. A pesar de que contamos con este ABC de las buenas prácticas terapeutas, todos los días vemos en internet a los/las nuevas gurúes de la “codependencia” que sin ningún problema te aseguran que “eres codependiente” y, lo que es peor: la codependencia no es un término correcto. Estos/as terapeutas y gurúes llaman “codependencia” a lo que en realidad es un “vínculo por trauma” y consideran que, lejos de ser la consecuencia del abuso, esta “dependencia” sería su causa, no distinguir entre causa y consecuencia es algo gravísimo en un profesional. Tú puedes tener traumas anteriores a esta relación abusiva, pudiste haber tenido una infancia muy difícil, pero esa “dependencia” (repetimos, su verdadero nombre es vínculo por trauma) no es una característica inamovible de tu personalidad, es PRODUCTO del abuso y de la reprogramación de tu comportamiento a la manera de los perros de Pavlov, es algo que te adiestraron para que desarrollaras. Está claro que, si tienes un historial de abuso no trabajado, es probable que les haya sido más sencillo manipularte, pero esta “dependencia” es la consecuencia del abuso, no su causa, y se des-aprende con las terapias adecuadas, no es una característica intrínseca de tu ser. ¿Pero por qué insisten en que si tratas “tu codependencia” ya “no atraerás a más psicópatas y narcisistas”? Y, muy sencillo, si te convencen de que tus síntomas en reacción al abuso son parte de ti, te venderán libros, cursos de meditación, charlas por zoom, y sesiones de terapia por el resto de tu vida. Lo que nos lleva al tema de las terapias, que ya hemos tratado en otros artículos del blog, pero vamos a contestar a una pregunta que nos hacen habitualmente: 

¿Puede un/a terapeuta alternativo/a o un/a coach tratarme?

No hay nada de malo en que hagas sesiones de coaching o busques terapias alternativas siempre y cuando no reemplacen al asesoramiento profesional de un/a psiquiatra o psicólogo/a ESPECIALISTA en abuso y trauma, no cualquier terapeuta puede lidiar con las consecuencias devastadoras sobre tu psiquis aun cuando sean graduados de la universidad y tengan posgrados en otras áreas de salud mental. La coach María Betancort de “Coaching para el camino” nos dice: “nosotros como coaches estamos preparados para ayudar a nuestros clientes a través de preguntas para que tomen decisiones, pero cuando detectamos que hay temas de salud mental, más aún, temas de abuso o de relaciones con psicópatas y narcisistas, tenemos la obligación profesional de derivar a especialistas. El coach te ayuda a que vos encuentres por ti mismo las respuestas. Es como ir con una linterna alumbrando tu camino.” Está clarísimo, cuando un médico generalista considera que tienes un problema estomacal importante te deriva a un gastroenterólogo, no quiere decir que no sea un buen profesional, por el contrario, conocer nuestros límites es una virtud. Si haces sesiones de coaching o terapias alternativas con gente responsable, no tiene nada de malo, pero no todos lo son, hay quienes dicen ser coaches y ni siquiera hicieron el curso, o acupunturistas que tampoco se entrenaron para ejercer; el problema radica en que, al no estar obligados a tener matrícula, es muy difícil controlar si realmente tienen la preparación en estas áreas alternativas. Cuando empieces una terapia, asegúrate de que cuenten con matrícula habilitante si son psicoterapeutas universitarios, y si son carreras no universitarias, pídeles el título, averigua si la casa de estudios es seria.

Para cerrar, está muy bien que, para que tú puedas apropiarte simbólicamente de lo que te sucedió, recurras a explicaciones que no sean necesariamente las científicas. Pero ten cuidado de que no estés todavía respondiendo al chip que te pusieron en la cabeza, ese que te hizo creer que todo el abuso que sufriste es porque te lo buscaste, y que todo lo malo que sucedía en la relación era tu culpa. En las primeras etapas es común caer en este tipo de explicaciones tan extendidas en internet precisamente porque tu cerebro sigue con el chip.

Es necesario poner límites, siempre, no solo con personas abusivas

Es necesario conocerse, fortalecer nuestros puntos débiles y nutrir nuestros puntos fuertes. 

Es necesario ser más empático, no menos; la empatía y la intuición nos ayudan a tomar buenas decisiones si las entrenamos.

Es necesario re aprender a confiar teniendo el conocimiento de estos desórdenes.

Es necesario sanar traumas pasados.

Pero todo esto no va a impedir que las personas abusivas y explotadoras intenten nuevamente aprovecharse de ti, porque viven de la explotación de los demás. Lo más importante es no dejarles entrar en tu vida y para eso tenemos que aprender a reconocer su modo de operar.

Por último, recuerda: LA CAUSA DEL ABUSO NO ERES NI FUISTE TÚ. LA CAUSA DEL ABUSO ES LA PERSONA QUE DECIDIÓ ABUSAR DE TI, PARASITARTE, ROBARTE TODO LO BUENO Y DEJARTE, DIFAMÁNDOTE PARA QUE NO PUEDAS DENUNCIARLE. CUANDO YA NO TENÍA NADA MÁS QUE SACAR DE TI. 

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