Su comportamiento calcado ayuda a detectarlos
Les compartimos un mensaje que nos hizo llegar una lectora,
quien nos cuenta la doble epifanía que tuvo gracias a encontrar información en
internet.
“El hijo de mi madrina, mi amigo desde la cuna, siempre tuvo
conductas extrañas. Desde niño le interesaba todo lo escabroso, pero no le
dimos importancia, ya que hay mucha gente normal, de buenos sentimientos que se
interesa por la cultura gore. Fuimos creciendo y, ya de adolescentes, tenía
actitudes con los animales que me llamaban la atención, parecía disfrutar
cuando alguien hablaba de maltrato animal y siempre molestaba a mis gatos. Cuando
yo lo increpaba por lo que le hacía a mis gatos me decía que estaba imaginando.
También sabía que ocultaba cosas, me habían llegado rumores, pero nuevamente
pensé que sería transitorio, que todos los adolescentes se desmadraban en algún
momento, ya se le iba a pasar. Mi madrina era generosa, dulce, educada, me
consta que crio a mi amigo (mi ex amigo ahora) dándole amor y buenos ejemplos.
Cuando me casé y fui madre, varias veces noté que tenía comentarios despreciativos
para con mi bebé, es más, una vez la tomó sin mi permiso y la llevó al balcón que,
en ese momento, no tenía protección. Se la arranqué de los brazos, estaba muy
asustada, él se rio y me acusó de tomarme todo a la tremenda. Eso fue un
quiebre, por fortuna, mi amigo se fue a probar suerte a otro país. Para mí fue
un alivio, para mi madrina, el comienzo de una gran tristeza de la que nunca se
recuperó.
Mi amigo no la visitó más que una vez en 10 años y solo regresó
por segunda vez cuando mi madrina estaba en su lecho de muerte. Durante el
velatorio era notorio que mi amigo trataba de fingir tristeza, pero no le
salía. En ese momento, tanto mi hermana, mi madre y yo, supusimos que se
comportaba tan egoístamente producto de que estaba rodeado de mala gente y de su
consumo de drogas.
Tiempo después, luego de que mi amigo volviera a partir, tuve
una relación corta con un hombre que al comienzo era maravilloso, parecía, ya
saben, pero terminó siendo un psicópata integrado. Tardé unos seis meses en
darme cuenta, encontré información en la red que me salvó la vida. Mientras
leía no podía salir de mi asombro, y fue un asombro por dos, porque no solo me
di cuenta de que mi pareja era un psicópata, sino que mi amigo de la infancia
también lo era. ¡Todas las piezas encajaban! Le conté a mi hermana y a mi mamá.
Si bien fueron comprensivas, me insistían en que estaba llevando las cosas
demasiado lejos. No me importó, con mucho dolor y angustia, rompí con mi pareja.
También hice algo muy estúpido con respecto a mi amigo, pero no sé si me
arrepiento: le escribí diciendo que ya sabía lo que estaba mal con él, que no
le había importado nada de su madre y que sólo había regresado a mi país para
arreglar la disposición de bienes de su madre, que estaba viviendo como un
parásito del esfuerzo de toda una vida de su madre y de sus abuelos, que no
tenía empatía y que era un psicópata. La respuesta que tuve fue un: “¿te
sientes bien?”, seguida de un Emoji con carita sonriente. Después de eso lo
bloqueé en todas las redes.
Con el tiempo, mi madre y mi hermana fueron entendiendo,
ellas siguieron en contacto con mi amigo y fueron testigos de su mal
comportamiento con otras personas, incluida su primera mujer. Ahora ya no me
dicen que veo psicópatas en todos lados, saben que si detecto alguno o alguna, a
la larga muestran la hilacha. Una mujer trató de estafar a mi hermana, le
advertí lo que yo veía, por suerte, no se embarcó en ese negocio que arruinó a
muchas otras personas. Creo que es importante prestar atención a nuestra intuición.
Es cierto que en los primeros meses desconfiamos de todos, que estamos
demasiado mal como para ver con claridad, en esos momentos conviene no
apresurarse a juzgar, pero con el tiempo, el dolor se calma y podemos detectar
a estas personas nefastas con mucha precisión. Realmente creo que cuando
conoces a uno o una, conoces a todos. Cuando nos duele el estómago, cuando
escuchamos una voz de alerta en nuestro interior, cuando algo nos da
escalofríos, es mejor observar con cuidado y poner límites.
Fernanda”
Comentarios
Publicar un comentario