Niños y adolescentes psicópatas: consejos para padres y educadores
Los rasgos psicopáticos no aparecen de un día para el otro
en un individuo. Según investigaciones publicadas en “American Journal of
Psychiatry” ya se pueden detectar características, bien con resonancias
magnéticas o con pruebas de reacción al miedo, a los tres años de edad. Una de
las expertas investigando el tema es Nathalie Fontaine de la Universidad de
Indiana que trabaja con niños de entre 7 y 12 años de edad que no presentan
sensibilidad ni remordimientos. Enfatiza la necesidad de que padres, docentes y
psicólogos presten atención a las señales de alarma y que no lo confundan con
otros desórdenes para poder hacer una intervención temprana y así lograr que no
desarrollen el desorden. Fontaine, apoyada en los avances sobre neuroplastía,
cree que la neurogenesis es posible y que ayudaría a torcer la tendencia
biológica.
¿Cómo reconocer, entonces, las tendencias psicopáticas o
narcisistas en niños cuando ya es bastante complicado hacerlo en adultos?
Primero que nada queremos dejar en claro que los niños con estas tendencias no
suelen nacer de padres psicópatas. El doctor Marietán hace hincapié en que los
cónyuges de psicópatas o narcisistas deberían tranquilizarse ya que sus hijos no suelen
heredar los síntomas. Por el contrario, si los niños pasan mucho tiempo con el
padre o madre abusivo/a pueden imitar sus conductas como modo de supervivencia
por lo que habría que estar atentos e intervenir a tiempo con un buen terapeuta. El caso opuesto también es cierto: muchos niños
psicópatas nacen en familias que no presentan casos de individuos con
desórdenes de personalidad en varias generaciones. Esto desorienta enormemente
a los padres, educadores y psicopedagogos que tratan al niño a diario. No
entienden el porqué de la mala conducta o la insensibilidad a las emociones de
los demás niños. Observan las mismas
señales de alarma de los psicópatas adultos: la culpa la tienen los demás,
mienten todo el tiempo con cara de póker, muestran un desbordado impulso sexual
desde temprana edad, se divierten matando o maltratando animales y si se los
sorprende en algo malo juegan a la víctima o tuercen los hechos.
A menudo el colegio culpa a los padres por “no ponerle
límites”. Esto en general, no es así ya que los padres de estos niños son
conscientes de que los castigos no funcionan, el niño es un temerario al que no
le importan las consecuencias. Los padres les piden a los médicos o psicólogos
que lleguen a un diagnóstico pero lamentablemente terminan considerando
cualquier otro trastorno menos éste porque muy pocos profesionales conocen del
tema. En una cosa están todos los adultos de acuerdo: el niño no se interesa
por los demás, su mala conducta se basa en el placer que le provoca molestar a sus
compañeros, familiares y docentes (no son travesuras de quien quiere llamar la
atención o bromas de quien se siente inseguro) y se sienten por encima de
cualquier norma o ley.
Los docentes deben de tener especial cuidado con estos niños
o adolescentes. En primer lugar porque suelen culpar a otros niños de sus malas
acciones y muchos terminan responsabilizando a las verdaderas víctimas por los
actos del psicópata. Los púberes y adolescentes sociópatas son muy
encantadores con quienes quieren serlo. Convencen con facilidad a los
profesores de que él/ella no fueron los que cometieron la fechoría. En segundo
lugar, si eres de esos maestros que tratan de ser ecuánimes y lo mantienes a
raya es capaz de inventar cosas sobre ti para que pierdas el empleo. Un joven de catorce años que ya había sido
expulsado por mala conducta de dos colegios acusó a su maestra de malos tratos
e insultos cuando comprobó que ya no podía seguir manoseando a sus compañeras a
gusto. Esta docente había hablado con la directora del colegio porque las niñas
se quejaban de que su compañero las toqueteaba y las tenía amenazadas. El joven reclutó a otros dos compañeros de
mala conducta. Aseguraron que la docente los maltrataba e insultaba. Luego de
una investigación que se llevó a cabo mientras la profesora estaba con licencia
psiquiátrica se concluyó que no había elementos que indicaran malos tratos por
parte de la docente y que el joven, a pesar de su angelical rostro, se había
propasado efectivamente con sus compañeras.
Si trabajas en un colegio y detectas algún caso sospechoso,
habla con las autoridades y los psicopedagogos de la institución, pon
distancia, no hables de más y no permitas que el/la estudiante hable a solas
contigo. Si quiere tener una conversación contigo que lo haga en clase o en
sala de profesores, frente a testigos. Hace unos años, en los Estados Unidos,
una joven profesora de secundario fue acusada por un alumno de quince años de
haber mantenido relaciones con él. La docente, casada, con un bebé, había
intervenido en defensa de otro alumno víctima de este psicópata que solía
hostigar a sus compañeros. Él joven le juró que lo iba a lamentar. A los pocos
días la denunció como abusadora de menores. La mujer fue llevada a juicio. El
joven declaró, sin que se le moviera un músculo de su rostro, que “habían
tenido sexo infinidad de veces”. La defensa le preguntó si recordaba
características físicas de la acusada. El muchacho describió el cuerpo promedio
de una mujer de 26 años. El abogado le volvió a preguntar si estaba seguro de
no recordar nada más. El joven aseguró que no. Fue entonces cuando el
profesional le rogó a la acusada que se desabrochara la blusa. Para estupor de
todos los presentes, la docente tenía una enorme y fea cicatriz producto de una
operación cardíaca. No había forma de que el estudiante no la recordara. La
mujer salió en libertad pero ya nada volvió a ser igual. Dejó la docencia y se
mudó con su familia a otro estado.
Salvo en los casos en que el psicópata presente rasgos extremadamente violentos, generalmente los niños y jóvenes con estos desórdenes
dejan de cometer actos agraviantes en forma abierta ya que se dan cuenta que de
seguir así nadie les creerá y los evitaran. Ellos necesitan víctimas de quienes
obtener beneficios. Descubren que manipulándolas y abusándolas emocionalmente logran
más cosas que por medio de la violencia o el maltrato abierto. Es en ese
momento que los padres y educadores se relajan pensando que el niño ha cambiado
para bien. No es así, el cambio es para peor.
No sabemos si realmente se puede lograr detener en forma
temprana el avance de la psicopatía pero sería francamente maravilloso
intentarlo. Y aunque no funcionara al menos podremos ayudar a los padres a
manejar la situación en vez de que sus hijos los manejen como marionetas, y
proteger a los docentes para que no sean víctimas de las fabulaciones de estos
psicópatas junior. Adrian Raine, director del Departamento de Criminología de
la Universidad de Pensilvania asegura que se han visto progresos en niños muy
pequeños con psicoterapia, la ingesta de suplementos de ácidos grasos omega 3
que juegan un rol importante en el desarrollo neuronal y con una disciplina que
aliente los refuerzos positivos cuando hacen algo altruista ya que esto crearía
vías neuronales que favorecen la sociabilidad. Desde acá deseamos
fervientemente que este tema tenga la presencia académica y social que su
gravedad merece, como así también que se encuentren tratamientos
esperanzadores.
Interesante post. Me gustaría leer sobre los/las narcisistas me parece que por inseguridad el tema es radicalmente opuesto.Al menos por la experiencia.Un saludo
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ResponderEliminarHola Shiva ¿sería posible que como administradores del blogs apareciesen los comentarios/testimonios del más recientes a simple vista? .Hay post que interesan más que otros o tienen más interactividad y la búsqueda o responder es poco ágil ya que la información es densa. Gracias.
ResponderEliminarCreo que depende del grado de desorden.En mi caso tuvo arreglo. Tengo claro que iba al psicólogo hace años y que entró en depresión (según él) durante bastante tiempo a raiz de una decepción amorosa de la que me creí que fué la victima (yo y todos porque lo ha explicado en la oficina durante años) y ahora lo veo distinto. De hecho creo que posiblemente hizo tanto daño que le pasó factura, no lo suficiente claro porque al año repitió patrones, a los 3 años los volvió a repetir (conmigo) y volverá a hacerlo con la nueva pareja (ojalá me equivoque y esta persona sea alguien que le haga cambiar incluso sin saber a lo que podría estar expuesta). En su caso la autoestima se la minó su padre y siguió hasta la adolescencia sumada a un físico con el que no se sentía a gusto y el perfil de informático con poco poder de seducción. Crearon un monstruo, lo sabe y ahora con 30 y muchos obviamente ha aprendido a vivir así y no le debe ir tan mal. Los cadáveres que deja se los pasa por el forro. Creo que se ha acomodado a vivir en su propia mentira. Todo en él es una careta.
ResponderEliminarUna lástima.
Conviví 8 años con un psicópata integrado...y ahora después de 9 meses de separados le sigo descubriendo nuevas máscaras en mis recuerdos... lamento haber perdido ese tiempo pero celebro que aprendí a reconocerlos y descubrí también que no fue el primero en mi vida... ahora .. recuperarme me ha costado lo recuerdo todos los días como si viviera aun con él tengo muchos flashbacks y rabia y tristeza me siento seca emocionalmente, recuerdo mi vida con él como una película en blanco y negro y nublada.... a veces me veo como en sombras.... en ambientes turbios morados grises....
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