Dos enfoques sobre el surgimiento de la personalidad psicopática: biología y/o entorno.

 “El psicópata esta libre de alucinaciones y delirios que constituyen los síntomas más espectaculares de la esquizofrenia. Su normalidad aparente, su máscara de cordura, lo hacen por ello más difícil de reconocer, y lógicamente más peligrosos”
Esta frase surge de un estudio publicado en el año 2010 en la revista American Journal of Psychiatry. A principios de los años 70 investigadores estadounidenses seleccionaron una muestra de 1.795 niños de tres años de edad de Isla Mauricio e hicieron varias medidas de respuesta emocional condicionada, entre ellas la reacción ante el miedo. Veinte años después analizaron los registros penales de todos ellos, y encontraron que 137 sujetos (131 hombres y seis mujeres) habían sido juzgados por agresiones o robos. Comparando todos los registros se observó que quienes a los 23 años habían cometido algún tipo de delito grave, también habían mostrado valores significativamente más bajos de respuesta condicionada al miedo a los tres años de edad.

La falta de respuesta al miedo está asociada a disfunciones en la amígdala (una parte del cerebro responsable de las emociones). Y según Raine: “Éste es el primer estudio longitudinal que demuestra que un déficit temprano en el condicionamiento autónomo al miedo predispone a la criminalidad adulta. Los resultados son consistentes con la hipótesis de que el mal funcionamiento de la amígdala incrementa el riesgo de conducta anti-social y demuestra que este condicionamiento al miedo a edad temprana no está explicado por factores sociales, de género o raza”.

Otro estudio presentado por la investigadora Nathalie Fontaine de la Universidad de Indiana, reforzó la hipótesis de que ciertas personas pueden nacer con mayor predisposición a conductas antisociales. La Dra. Fontaine siguió la trayectoria de 9.462 gemelos de entre 7 y 12 años, y constató una clara relación entre rasgos de insensibilidad emocional -como falta de empatía o sensación de culpa- con mayores incidencias graves reportadas en las escuelas. Sus conclusiones son que existe cierto componente hereditario en la conducta antisocial severa y la psicopatía –especialmente en hombres-, y que “si estos casos son detectados a tiempo, podemos ayudarles a ellos y a sus familias”.

Ambos estudios defienden la visión de que la psicopatía está fuertemente condicionada por condicionantes neurobiológicos. Pero no todos los expertos comparten esta visión tan determinista expresada por Raine y Fontaine. Consultado por SINC, el neurocientífico y experto en psicopatía Kent Kiehl cree que “algunos condicionantes biológicos a la psicopatía están presentes en niños de manera innata y pueden ser estimados con técnicas modernas”. Pero esto no quiere decir “que podamos predecir el delito”. “La visión de Adrian Raine de detectar con tanta antelación a un futuro psicópata no es realista.

Robert Hare es uno de los mayores expertos en psicopatía del mundo y autor del test PCL-R, la principal herramienta de diagnóstico de psicopatía cree que “no hay ninguna evidencia científica de que los psicópatas lleguen a este mundo con un cerebro dañado”. “Es indudable que nuestro comportamiento tiene un sustrato neurobiológico, y que en edad adulta vemos asociaciones entre actividad cerebral y psicopatía. Pero yo no soy ni de cerca tan determinista como Adrian Raine. Las relaciones causa-efecto entre entorno y neurofisiología no están tan claras todavía,”.
 ¿Pero entonces se los podría tratar?
Un psicópata es una persona narcisista, que no siente empatía hacia el sufrimiento ajeno, ni remordimientos lo cual le permite manipular a quienes tiene alrededor, y que suele reincidir en sus acciones. Por eso, entre la comunidad científica se ha instaurado la idea de que no tienen cura. Esta es una de las discusiones más importantes en el campo. Hare, quien lleva investigando psicópatas desde hace más de cuatro décadas, indica que “yo no hablaría de tratamiento sino de control de su comportamiento. Durante toda mi carrera he estudiado centenares de psicópatas, y no creo que haya posibilidades de cambiarles. No sienten ningún tipo de dolor psicológico. Sólo modifican su manera de actuar si les conviene desde una perspectiva egoísta”.

Sin embargo, Kent Kiehl no arroja la toalla: “Todavía nos faltan muchos detalles por aprender del cerebro de los psicópatas. Lo más importante es continuar haciendo investigación científica con técnicas de neuroimagen y biología molecular”. Kiehl ha realizado estudios mostrando que diferencias en el sistema paralímbico pueden mermar el control de la impulsibilidad, disminuir emociones como empatía, memoria emocional, o percepción del dolor, y afectar al aprendizaje y la toma de decisiones. Para él, el psicópata es fruto de un entorno, pero también de una enfermedad mental con base físiológica que puede diagnosticarse y, eventualmente, tratarse.
De hecho, Kiehl está desarrollando un proyecto desde la Universidad de Nuevo México para identificar psicópatas con escáneres cerebrales portátiles, y aspira a que la imagen por resonancia magnética pueda convertirse en una herramienta más precisa que las encuestas psicológicas para diagnosticar psicopatía. La idea es que un psicópata puede aprender a mentir ante ciertas pruebas, pero difícilmente podrá modificar su actividad cerebral bajo un fMRI.
Robert Hare se muestra preocupado por lo que él considera una excesiva y precipitada fe en las imágenes cerebrales. “Debemos ser muy cautos con la neuroimagen, porque todavía no sabemos bien la diversidad que existe entre gente normal, o con otras condiciones que nada tienen que ver con la psicopatía. Los estudios de Kiehl son prometedores y nos van a dar mucha información, pero es todavía muy prematuro y arriesgado intentar discernir psicópatas con técnicas de neuroimagen”, expresa a SINC. Kiehl no descarta que en un futuro próximo la neurociencia nos permita predecir la psicopatía, tratarla para prevenirla.

Más allá de los estudios, psicólogos y psiquiatras que tratan a diario con pacientes que sufren algún trastorno de personalidad cluster B coinciden en que quienes son diagnosticados con estos trastornos de personalidad son altamente insensible a cualquier forma de tratamiento, en parte porque las personas afectadas rara vez buscan tratamiento voluntariamente. Si lo hacen, es generalmente porque fueron forzados legalmente o por situaciones familiares.

Aunque hay medicamentos que son eficaces en el tratamiento de algunos de los síntomas del trastorno, el incumplimiento de las pautas de medicación o el abuso de las drogas impide el uso generalizado de estos medicamentos. Los programas de tratamiento de mayor éxito parecen ser los entornos residenciales estructurados a largo plazo en el que el paciente gana sistemáticamente privilegios. Se basan en la premisa de que si la persona diagnosticada se ubica en un entorno en el que no puede victimizar a otros, su comportamiento puede mejorar. Es poco probable, sin embargo, que se mantenga el buen comportamiento si abandonan el ambiente disciplinado.


Si se proporciona algún tipo de psicoterapia individual junto con las técnicas de modificación de conducta, la tarea principal del terapeuta es la de establecer una relación con el paciente, que por lo general ha tenido muy pocas relaciones saludables en su vida y es incapaz de confiar en los demás. El paciente debe recibir la oportunidad de establecer relaciones positivas con tanta gente como sea posible y ser animados a unirse a grupos de autoayuda y organizaciones pro-sociales. 

Desafortunadamente estos enfoques son rara vez eficaces, ya que su patrón habitual de manipulación y engaño se extiende a todos los aspectos de la vida, incluyendo la terapia.

Comentarios

  1. En mi caso, él tenía una problema con su padre hasta los 18 años. Nunca le hizo sentir suficiente válido, era como que tenía que ser siempre el más hombre y él era un niño sensible que necesitaba afecto,de ahí la falta de autoestima. Si le sumamos ser un adolescente con complejos por peso y que se consideraba no agraciado tenemos a un adulto que necesita autoaprobación constante para no sentirse una porquería. Cero autoestima.Me hablaba a veces de ésto sin detalle pero es evidente que tiene un trauma.Creo que estos temas que tocaba muy poquito podrían ser de las pocas verdades que me explicaba. Le quiero todavía (es raro, lo sé) y aunque no justifica que dañe a terceras para engrandecer su ego de forma cruel no puedo reprimir algo de lástima porque al fin y al cabo si lo suyo no tiene solución no podrá ser feliz nunca.No siente ni sabe amar.

    ResponderEliminar
  2. Pero como intuyo que él sabe que tiene un desorden y no hace nada al respecto y opta conscientemente por manipular a diestro y siniestro, sin ir a terapia y no se deja ayudar pues la lástima irá menguando porque he de ocuparme de mí-> prioridad absoluta. Muy interesante el post biología/entorno, muy bueno.

    ResponderEliminar
  3. La única persona que les podría ayudar seria aquella a la que consideraran superior a él, y eso es imposible, porque ellos se consideran y se considerarán superiores a Dios. Asi que nadie nadie los podrá ayudar jamás. La unica manera que creo yo de "ayudarles" es dejándoles cuando menos se lo esperen y sin darles explicaciones, indiferencia absoluta. Pienso yo, que con el tiempo, se darán cuenta que a lo mejor no están haciendo las cosas bien, y saben por qué, porque se quedarán solos y eso da que pensar. Y sino se dan cuenta nunca, cuando sean viejecitos, supongo que lo lógico será que nadie los eche de menos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Claro que sí. En general, estas personas terminan absolutamente solas. Se lo han buscado.!!!!

      Eliminar
  4. Saben que están solos y les da pavor.Por eso se encargan de enlazar relaciones a diestro y siniestro.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

El sexo con un psicópata o narcisista.

Lo que no debes hacer con un psicópata o narcisista

Perspectivas para los hijos de padres narcisistas y psicópatas